Dwayna responde al nombre artístico de Laia Melgosa, cantautora, escritora, y multinstrumentista (piano, guitarra, flauta). Con unos inicios en el mundo de la música clásica, el grupo Maldito Duende la unió al guitarrista cubano Jesús Cantero Ronquillo. Profesores de piano y guitarra, respectivamente, más tarde se embarcaban en un nuevo proyecto, donde el reto fue crear canciones a partir de los poemas escritos por Laia. Una propuesta de nombre Dwayna, con sede en el Valle de Arán, compuesta actualmente por siete músicos. Una formación con un último álbum de estudio, de título El guardián de sueños (escucha aquí), influenciado por géneros como el rock, el blues, y el soul; pero con sabor a reggae, flamenco, rumba, o clásico.

Para saber más acerca de la artista y de la banda, El Mundo de Tulsa ha hablado con Dwayna.

Después de muchisimos años dedicada a la música clásica, llevas unos cuantos ya inmersa en el mundo de la música moderna. ¿Que te llevó a pasar de la música clásica al mundo del rock? 

La verdad es que tuve un parón de cinco años con la música. Todo el mundo me decía que no podría vivir de ella, que era un mundo muy competitivo, muy difícil, así que a dos años de terminar el Título Superior de Música lo dejé y me puse a trabajar en un trabajo que era más «normal» y aceptado. Siempre he sido muy roquera; a los quince años, lo único que escuchaba era los Rolling Stones, mi profesora y mentora de piano era una superfan y me los descubrió. Cuando llevaba diez años trabajando de comercial, me di cuenta que tenía dinero, pero no tenía ni tiempo para mí ni tiempo para gastarlo, y de repente me di cuenta que no quería eso. Dejé el trabajo, mi ciudad, y me vine a la montaña a empezar una nueva vida; conocí a Jesús, y el resto ya lo sabéis, me entró el gusanillo de nuevo y me pasé al lado oscuro (sonrisa).

¿Hasta qué punto la poesía forma parte de las canciones de Dwayna? 

Dwayna es poesía. Todas mis canciones tienen un mensaje. Escribo sobre todo lo que me pasa, lo que veo, las injusticias que descubres al andar por este mundo, y todas y cada una de ellas tienen un mensaje a veces más escondido que otras.

¿Hasta qué punto ha sido importante la formación clásica para el proyecto? 

Creo que es parte de la firma de Dwayna. Llevamos mucho tiempo buscando nuestro sonido propio y creo que, sin ese toque clásico, ese sonido no sería el mismo.

Cuba y España van de la mano en las primeras canciones de Dwayna ¿Qué tiene de cada país la propuesta? 

En realidad, tiene un poco de muchos sitios. ¡Fíjate tú!, la banda está formada por un cubano, un chileno, un Italiano, un madrileño, y dos catalanas: una paya, y una gitana con más arte que nadie, La Duende. Así que creo que lo mejor que tenemos es esa fusión de culturas que al final hace que tengamos un sonido propio.

La música de Dwayna es una fusión de géneros como el rock, el blues, el soul, el reggae, el flamenco, la rumba y el clásico. ¿Hay mucha distancia entre el rock y la música clásica en vuestra música? 

Hay mucha distancia entre según que temas, ya que el repertorio que llevamos es muy extenso y con muchos estilos, siempre fusionados bajo nuestra firma; y, realmente, si coges una de las lentas con una de las cañeras, la diferencia es abismal.

Actualmente, Dwayna & The Band está integrada por seis componentes. ¿Cómo se ha ido formando la banda? 

(risas) En realidad, no vendría a ser una banda como sería una banda normal, que ensaya habitualmente y reside cerca. Nosotros somos un tanto peculiares, ensayamos por WhatsApp y luego, cuando salen bolos, se mira la disponibilidad de cada uno y se monta el show. Hacemos un par de ensayos generales antes del bolo y el resto del tiempo, pues mandando grabaciones y, no sé, improvisando como se puede. Por eso son tan diferentes unos conciertos de otros, aunque la gran mayoría de las veces voy con Emilio Candelas y La Duende, ya que vivimos los tres muy cerca, aunque en diferentes poblaciones.

¿Cómo definirías a Jesús Cantero Ronquillo como guitarrista? 

Es mi “papi”, le quiero muchísimo y creo que en mi vida he conocido a nadie que entienda tanto la música, y sepa enseñar tan bien y sepa tanto como él. Es una persona superculta, catedrático de la Universidad de La Habana. Es mi mentor y siempre anda dándome consejos para hacerlo mejor. Un gran regalo que me ha dado la vida. Él fue quien me enseñó a tocar la guitarra y tenemos una conexión bestial en el escenario. Solo con mirarnos, ya sabemos donde hay que ir. Es un gran pilar para mí, tanto personal como profesional.

¿Qué aporta el flautista Emilio Candelas a Dwayna? 

Desde hace ya casi cuatro años, es mi mano derecha. Para mí, Emilio tiene una frescura que me encanta, su buen rollo y alegría. Tanto con las flautas, como con la armónica o la guitarra, le da un rollo jipi a la música que me transporta a un mundo donde no existen problemas. Es otro duende que cayó en mi camino, y que espero y deseo que siga ahí por muchos años.

¿Qué importancia tiene en el proyecto el percusionista Adrián de Labor? 

Adrián es mi marido y, a parte del cajón, también toca la guitarra y hace algunas voces. Él me aporta gran parte del amor que necesito para este proyecto, ya que es mi alegría junto con nuestros hijos y cuando está a mi lado me siento más segura. No sé como explicarlo, pero me da y trasmite una sensación que solo noto cuando él está ahí. Lástima que no siempre puede estar, pero cuando está y tengo esa suerte, lo disfruto al máximo.

¿Qué destacarías del rol del percusionista Davide Quinto Garbuio? 

Davide es la última incorporación, todavía estamos mirando cómo encajar en el grupo su toque africano, y aún es pronto para responderte. En lo personal, es una gran persona, gran músico y lutier increíble.

¿Cómo contribuye Toto Naredo a la sección rítmica? 

Él aporta junto con Jesús parte de las armonías y arreglos, a parte que tiene una voz maravillosa, y que como todos los demás es muy camaleónico y capaz de adoptar varias facetas como para dar ese toque especial que creo sinceramente que poseemos.

¿Qué importancia tiene el papel que desempeña La Duende? 

La Duende es mi hermanita. Empezamos a tocar juntas hace unos cinco años porque no teníamos músicos, así que, como vivíamos en el mismo valle, empezamos a ayudarnos mutuamente, ya que ella tiene su propio proyecto como La Duende y una gran carrera. Su rumba fusionada es delicia para mis oídos y la de muchos. La admiro muchísimo, como artista y como persona, porque es una guerrera como ninguna. Me ha enseñado todo lo que no sabía de la calle. A comerme el escenario, a tener ese arte y esa soltura que yo admiraba cuando la veía tocar; una gran maestra. Ella fue durante muchos años la cantante y compositora de Maldito Duende, y lleva más de veinte años en los escenarios. Fue colaboradora en la canción «Somos», de Pau Donés, y la verdad es que me siento superhonrada de trabajar con ella y sobre todo de la amistad que tenemos. Hemos vivido mucho juntas y más que nos queda.

¿Cómo te definirías a ti misma como artista?

No sé, sinceramente, lo único que sé es que soy capaz de todo y me atrevo con todo como buena guerrera. No creo en religiones ni políticas, creo en mí, y sé que con trabajo puedo conseguir todo lo que me proponga. Me considero bastante polifacética, y, no sé, definirse a uno mismo cuesta. Yo creo que eso lo tendrían que decir los que me conocen.

Dwayna debuta en solitario en 2014 con su primer disco, Las nubes de la feria. ¿Qué significó para ti? 

Fue un regalo, mi primera experiencia en un estudio, con Jesús. Lo veo tan lejos ya, parece que ha pasado una eternidad, pero en realidad solo han pasado cuatro años. Fue una experiencia única, como casi todo lo que he vivido desde que me lancé como cantautora.

¿Qué significó grabar El Guardián de sueños en 2017 con la banda? 

Otro sueño cumplido. Fue otro regalo, esta vez de bodas. No sabéis cuánto tengo que agradecer a esta mujer, Tanja Gabel; a parte de superprofesional, me montó un home studio portátil en casa en un periquete. La verdad es que oír mis canciones así, con tantos músicos, fue una pasada. Lloré como siete veces cuando hacíamos las audiciones. Fue superbonito ver que ocho personas se vuelcan en ti, en tus canciones, en tu proyecto en cuerpo y alma durante tres días. No tiene precio.

¿De qué hablan las trece canciones del disco? 

Hay un poco de todo. Hay amor, desilusión, alegría, canciones protesta… Es una mezcla de muchos estilos e historias de mi día a día,; sueños, sirenas, y, cómo no, piratas (risas).

¿Qué papel ha desempeñado la técnica de sonido Tanja Gabel? 

Tanja es una buena amiga, muy buena, a parte de una artistaza como la copa de un pino; pero el papel todavía lo desempeña, ya que siempre ando consultándole todo. Es una gran profesional, como buena alemana, otra guerrera que la vida ha puesto en mi camino.

¿Cómo estáis presentando el disco en directo? 

Como siempre, recomendando a todo el mundo que no pierdan sus sueños, que hay un guardián que los cuida y los hace todos posibles si crees en ellos.

Próximamente, iniciaréis una campaña de micromecenazgo para la grabación de un nuevo disco este 2018. ¿Qué podéis avanzar a vuestros seguidores? 

El próximo disco, si no hay cambios, esperamos que salga para navidades de este año. Podemos avanzar que serán nueve o diez canciones-cuentos, unas más fantásticas que otras, porque algunas son historias reales hechas cuento; por eso el disco se llamará Cuento sin leyendas. Hasta ahí todo lo que podemos decir.

El Mundo de Tulsa.