Reseña por Manu López para EMDT

En una era en la que innovar, reinventar y diferenciar parece ser una necesidad si quieres no pasar desapercibido en el panorama, encontrarse un trabajo como Automatica resulta cuando menos revelador. Un álbum que huele a reinvención total, sabiendo que Javier proviene de bandas rock y punk como Pernada y Maleek.

En este disco Javier Esteban, con la inestimable colaboración de Isaac Fàbregas, nos regala doce canciones puramente instrumentales en las que no cabe una etiqueta o un estilo marcado con claridad. Su principal objetivo se encuentra en explorar nuevos sonidos y lugares en los que pararse a escuchar esta obra homónima.

Se abre fuego con «Zero», el track más largo del disco junto a «Ascension» y «Kaleidoscope». Toda una declaración de intenciones y una buena muestra de lo que encontraremos de aquí en adelante. Un tema lento que va cambiando y alternando distintas fases según avanza. De aquí saltamos a «Lunar», otra obra recogida que sigue la línea de «Zero». Nos confirma que Automatica es un compendio de viajes en los que nunca sabes donde empezarás ni acabarás.

En «1984», en referencia a la conocida novela de George Orwell, encontramos una pieza con tintes apocalípticos y un barniz más electrónico. Conforme avanza se va volviendo más sombría y muta con fluidez. Del mismo modo, «Microcosmos», en cuarta posición, comienza con una bonita melodía a piano que toma velocidad y va añadiendo matices. Todo está compuesto siguiendo una idea y una línea basada en la libertad creativa. De nuevo en este cuarto track se muestra un desarrollo notable y excelentemente hilado. Podríamos sentir que nos están contando una historia.

De este modo tomamos «Terra». Un bonito tema que baila al ritmo de unas elegantes teclas. Suaves se mezclan con los sonidos electrónicos. Suena a nostalgia y desafío. Como todo Automatica queda sujeto a la subjetividad y a la libertad del sentir en cada track. El oyente es el que se encarga de darle sentido a estas composiciones.

Cambiando de tercio, llegamos al ecuador del disco con «Ascension». Un tema mucho más incisivo y de mayor ritmo. Este es uno de los cortes más electrónicos que podemos encontrar en el álbum. Aunque durante toda la pieza todo sucede muy rápido, el final muestra picos épicos que no pueden dejarte indiferente.

Para mi gusto una de las banderas de este trabajo se llama «Kaleidoscope». Probablemente el tema más redondo del disco. Desarrollo, fluidez y sentimiento. Esta sigue la misma línea que «Ascension», aunque algo más reposada.

En este punto del disco encontramos dos tracks como «Discovery» y «Egypt». Ambas tienen un aroma a misterio y pasan por diversas fases durante las mismas. También coinciden en períodos frenéticos en los que nunca sabes hacia donde irán. Otros dos temas notables que añadir a la colección.

Va cayendo el telón, y en «Solar» debemos pararnos especialmente. Es la obra más corta del disco y una de las más especiales. Comienza a piano en un intercambio armonioso y triste que va dejándose caer a lo largo de toda la exposición. Finalmente, tenemos dos temas como «Deja vu» y «Brazil», el primero de ellos más bailable y ecléctico; el segundo, el cual comienza con un coro cuasi celestial, se desarrolla en fases muy distintas como muchas de las piezas de Automatica. Electrónica vertiginosa, apagón, oscurantismo con tonos más graves, y así hasta volver al frenesí.

Poco más que añadir. Automatica es un obra trabajada y consecuente con el artista. Merece muchas escuchas ya que encierra matices constantes. Del mismo modo, es un álbum que permite apreciaciones subjetivas constantes por cada tema. De ahí su riqueza. Desde aquí un brindis por todos aquellos que se atreven a producir discos como este. Sin miedos, sin etiquetas. Solo queriendo plasmar su interior.

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