Entrevista a Carlos Tarque por Manu López | 19 de Diciembre 2018.

Corazón de rock que ahora aulla cual lobo solitario. Conversamos con Carlos Tarque sobre su nuevo disco homónimo y sobre la música que siempre le voló la cabeza. Pureza y electricidad en cada poro. Un tipo rock de principio a fin. No necesita más presentación.

* Manu Fau. ¿Cuáles son las principales diferencias entre trabajar en solitario y cuando lo hacías en M-Clan con Ricardo? 

* Carlos Tarque Básicamente la libertad que implica que todas las decisiones finales son tuyas. Bueno, no son solo mías, siempre intento rodearme de gente que sabe y me aconseja. Pero, finalmente, es una cabeza la que decide y la que piensa y es, un poco, la que toma las decisiones. Es la libertad de no preguntar: ¿esto te gusta? ¿esto no te gusta?. No tener que negociar cualquier cosa como ocurre en cualquier grupo de personas en la vida en general. Normalmente pasa por varias personas y cabezas, pero en este caso es sólo la mía. En ese sentido, me siento muy libre.

– M.F. ¿Dirías que es más sencillo, más complicado o ambos? 

* C.T. Tiene ambas partes. Es más sencillo en el sentido de que no hay que dialogar tanto. Por otro lado, la verdad es que compongo con Carlos Raya realmente, también en ese momento hay una negociación. Esto me gusta, esto no ahora… Pero, es cierto que la última palabra sobre si esta canción se queda o no es mía.

* M.F ¿Cómo valoras el gran cambio en cuanto a sonido se refiere entre Delta y Tarque? 

* C.T. Delta es un disco más tranquilo, más acústico… Es un disco de M-Clan. Más sosegago, más folk… Así lo pretendíamos. Es un disco que a mí me gusta mucho y que hacía muchos años que queríamos hacer. El contrapunto de esto es lo que he hecho yo: un disco muy eléctrico, muy minimalista en cuanto a instrumentos (hay sólo tres, no como en delta que puede llegar a haber dieciséis). Es todo lo contrario. Sí, es un cambio radical. Nunca es con despecho, simplemente un cambio porque en la variedad está el gusto. No he querido decir: estoy harto de hacer esto y ahora voy a hacer lo otro. No no… La gente quizá le busque como esa vuelta y te preguntan: ¿Estabas cansado de…? No no. Simplemente me apetecía recrearme en otros sonidos. Al igual que en el futuro me puedo hacer otro tipo de disco… A mí me gusta un gran espectro musical. No sólo me gusta el rock, no solo me gusta el hardrock ni sólo me gusta el folk y el country. Me gusta mucha música. Poder jugar con eso es un privilegio.

* M.F. Escuchando el disco podría decirse que es un homenaje a la década de los sesenta y setenta, ¿qué significó para ti este período? 

– C.T. Los sesenta y los setenta son la gran época dorada del rock. Sucedió todo entre el 67 y el 74 a nivel de rock clásico. El 90% de las cosas. Me llama la atención lo que sucedió en el mundo entre Inglaterra y Estados Unidos en el año 69. Aquí estábamos como estábamos… Me llama la atención en cuanto a proliferación de discos se refiere. En este período no hay ni uno que no sea buenísimo. Tampoco quiero ser, como siempre he sido, un mitómano ya que, a veces, he intentado buscar lo retro en el sonido. Creo que no. Creo que es tiempo de identificarnos en esas influencias y hacer música. Ya no digo que haya que ser vanguardista. Eso es muy difícil, para eso hay que inventar un lenguaje nuevo. Sí, pero que no sea siempre intentar copiar o reflejar los años sesenta y setenta como si fuera una calcomanía, sino intentando hacer algo que mire hacia delante.

* M.F. Como escuchamos este es un disco rock, y exceptuando Lobo solitario, no vuelven a haber baladas en el mismo. ¿Has dejado a un lado ese sonido o es rescatable en futuros trabajos? 

* C.T. La premisa de este disco es que fuera rockero. Por tanto, no se basa en baladas. Estas, los temas lentos, medios tiempos, los blues, el soul son una maravilla. Un disco tiene que tener energía, electricidad y fuerza. Sobre todo energía. En este sentido, quería un disco cañero (high energy). Bueno, también se puede encontrar mucha energía en un tema lento. Mucho pop-power. Pero el disco al que tendía era el que he hecho. Con el ritmo más alto.

* M.F. Alejándome de la línea de sonido del disco, me gustaría preguntarte por otra canción diferente dentro del mismo. ¿Cómo surge Janis, Amy, Billie? 

* C.T. Es una canción en la que Carlos Raya tenía lo que llamaríamos la estrofa. Luego, él y yo construimos musicalmente el estribilillo. Posteriormente, yo hice la letra. Esta me sugirió. Tenía una idea sobre hacer una canción de Janis Joplin y la empecé a desarrollar. Cada estrofa quería relacionara con el nombre de una artista. Me gustó que fueran mujeres. Me pareció bonito y romántico. No siempre hacer homenajes a hombres que tocan… De eso ya tenemos. Si no también de mujeres. Más allá de lecturas feministas. Simplemente es una cuestión personal de sensibilidad. Es una canción además que tiene mucho amor, es de lo que habla la canción.

* M.F. Hablando sobre el proceso creativo, ¿que te inspira a la hora de escribir? 

* C.T. Llevo haciendo canciones muchos años… Creo que la propia vida. Sensaciones… Amor, por supuesto. Emociones… Creo que de eso se escribe sobre todo. Más que contar historias. Yo nunca he sido un gran contador de historias con principio, nudo y final. Más bien hablo de imágenes, emociones y el amor que puedo sentir. En general, el 80% de las canciones hablan de eso: de emociones. Ya puede ser amor por una persona, por un lugar, por la música o por una sensación… Sobre todo tiro mucho de lo que suena. No soy un tipo que hace música para letras, si no al revés, letras para música.

* M.F. ¿Qué canción creías que tendría menor acogida en los primeros conciertos de la gira y está funcionando mejor de lo que esperabas? 

* C.T. Hay varias. Depende… Por ejemplo, Donde nace el R&R es con la que cerramos el concierto y es bestial. El concierto es muy potente. Creo que a todo aquel que le guste el rock clásico este es su concierto. Con toda la humildad. La guitarra es espectacular. Carlos Raya está descomunal. Podemos decir, no sólo metafóricamente, que se ha soltado la melena. Aquí tiene todo el protagonismo… Tiene rienda suelta. Lleva Marshall… Lleva guitarras muy potentes… Por tanto, el sonido es bestial.

* M.F. Vemos que tienes confirmados algunos festivales como el Sonorama o el Montgorck, ¿cómo entiendes este formato? 

* C.T. A mí lo que me gusta es tocar para tus fans, en una sala, donde haces todo tu show y donde toda la gente que ha venido ha pagado para verte a ti. Los festivales tienen lo bueno de tener mucho público que te va a conocer. Mucha gente pensará: joder, no sabía que este tío hacía esto… Es cierto que el público es más heterogéneo. Tienes que tocar menos rato… Tienes, un poco, la competencia de la atención de otros grupos que están tocando a la vez… Tiene como todo su lado bueno y su lado menos bueno. Lo que estábamos hablando justo estos días, si esto suena así en una sala de 500 u 800 personas cómo sonará con un equipo de 100000 vatios. Cómo sonará ante una audiencia de 12000 personas. Descomunal como suene eso en directo. Es muy bestia el sonido que estamos teniendo

* M.F. Pasamos al final de la entrevista, y a una parte más divertida por así decirlo. Ayer cumplía años Keith Richards (75). Con todo el respeto, ¿qué te atreverías a preguntarle a Keith Richards? 

* C.T. Intentaría huir del tópico de las drogas. Si tuviera que preguntarle algo le hablaría sobre música. ¿Cuál fue la primera canción que hizo que su cabeza hiciera click? Creo que es una pregunta muy interesante, porque yo como músico, los primeros recuerdos de niño que tengo me dicen porque estoy haciendo esto ahora. Ya no digo musical, porque a nivel musical, quizá la primera canción que recuerdo en mí vida fue Roberta Flack, Killing me softly. Igual tenía seis años. Es de esto que se te queda un tema. Luego, recuerdo cuando vi a AC/DC con once años en la tele. Los vi un programa en Televisión Española. AC/DC en un programa de Televisión Española, cuidado. Es muy fuerte. En el año 80. Entonces me quedé paralizado. Pasó algo. ¡Era un niño! Pasó algo en mí y ahí me hice fan de AC/DC. Era como fan de Pablo Alborán, pero yo era de AC/DC. Veía una revista por la calle que pusiera algo de AC/DC y me palpitaba el corazón. Entiendo el fenómeno fan porque también me sucedía con el hardrock. Los Kiss también. Imagínate la primera vez que les ves cuando eres un niño. Dices: ‘¿qúe cojones es esto?’. Echan sangre por la boca… Suben con alas… Ahora ya no lo veo de la misma manera, pero todo eso me sucedió. Sí que le preguntaría a Keith Richards, ¿qúe fue lo que te sucedió que te hizo click? Cuando tú dijiste, por aquí van los tiros. No sé si se acordará. Yo creo que sí, porque esos recuerdos se quedan. Seguro que no te acuerdas de lo que hiciste entre el 71 y el 83 (seguro que Keith no se acuerda), pero de esas cosas sí que te acuerdas.

* M. F. Terminando, ¿qué te parecen las bandas que van apareciendo hoy en día? ¿Darías algún nombre? 

* C.T. Creo que hay un montón de grupos. Es difícil. Está claro que en la música la tendencia comercial y de las radios no es ni mucho menos ni el rock ni la música de calidad. Ha sido un poco siempre así. Ahora es más radical. Entonces, los canales para que un grupo salga son más complicados. Las redes sociales… Las radios comerciales ni si quiera ponen novedades nuevas. Ponen novedades de grupos muy comerciales. La radio fórmula ha devastado el campo donde sembrar. No te dejan plantar bandas nuevas, te obligan a plantar soja (el reggeton y el R&B). Entonces, lo demás no existe. Tienes que irte a huertos ecológicos. Esa metáfora es un poco lo que pasa con la música. De todas formas, sí que conozco un montón de grupos. Los Zigarros, por ejemplo, que son mis grandes amigos… Hay muchos grupos… Luego, sí que hay festivales que por suerte son un trampolín. Son una plataforma que apoya bandas…

* M.F. Por último, ¿qué consejo te darías si estuvieras frente al Carlos Tarque que empezaba su andadura en la música? 

– C.T. Creo que me ha ido muy bien. Con mis errores… Me resulta tierno acordarme de mí hace 20 años porque era bastante más imbécil. Le daba más importancia a las litronas que nos bebíamos después del concierto… Pero creo que eso forma parte de una cosa: ser joven. También de la actitud. Para mí, el rock ’n’ roll era también una actitud, casi más que la música. No me daría ningún consejo. Más o menos siempre he intentado seguir Intuitivamente lo que he creído. Es cierto, que he sido muy alocado. No me importaba los contratos que firmaba. Ni los leía. Entonces, en ese sentido me han pegado palos.

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