Fur nuevo disco de YAY
Skejby sería el germen de YAY, quinteto que, tras algunos cambios de formación, se ha estabilizado con el concurso del ya mencionado Alfonso Herrero a la guitarra, José Merodio al bajo, Leti Montesdeoca (el Ártico) a los teclados y coros, y Julia Martín-Maestro (Rufus T Firefly, Renomo, Penny Necklace) a la batería.
Tras probarse, y comenzar a encontrarse, con “We Never Know How The Day Will End” (2012), grabado con otra formación, ahora editan “Fur”, grabado antes de que Julia y Leticia entraran a formar parte del grupo, pero contando con el ubicuo José Gutiérrez Guinea a la batería (Berlina, Bandini, Christina Rosenvinge, Melusa). Este segundo álbum marca un crecimiento sonoro que no contradice el saludable espíritu de inocencia con el que se acercan a la música, y ha contado con la producción de Manuel Cabezalí (Havalina). Dice Hilda que el disco “cuenta un viaje lleno de baches y ruedas pinchadas. La idea es llegar al destino sin sufrir percances, y cuando estos surgen, buscar una solución para continuar”. También, que la mayoría de los temas tienen que ver con algún conflicto y que “al final son vivencias de juventud de una persona buscando un hueco donde estar tranquila”.
En el recorrido de “Fur” hay momentos oníricos, recuerdos de adolescencia, fantasías escapistas y, sobre todo, un ánimo de autoexploración que se refleja siempre con múltiples recovecos, estructuras no obvias y diferentes juegos de tempos e intensidades, incluso algunas marañas instrumentales dispuestas a crecer en directo. Algunos de los momentos más íntimos (“Aerial”, “Little Skunk”) podrían recordar a grupos como Daughter; Juliana Hatfield vuelve a estar presente en “Love Is A Squirrel” (a quien, por cierto, telonearon en su paso por España con su grupo Minor Alps, en el que también se encuentra Matthew Caws, frontman de Nada Surf), y el noise sinuoso y atmosférico que envuelve con pericia y magia a la siempre excelente voz de Hilda puede hacer pensar en bandas actuales como Warpaint, Barn Owl o Howling Bells y en clásicos como Throwing Muses o, en general, aquel rock alternativo de los 90 más cercano a las fantasías de sellos como 4AD que a la mugre grunge más primaria. Otra pista: uno de los temas parece rendir homenaje a la película irlandesa “La memoria de los peces” (2003). El viaje es sugestivo y uno puede sentirse sorprendido de lo que contempla por las ventanillas, como quien hace un recorrido por primera vez y se plantea preguntas no siempre cómodas, pero sí reveladoras o necesarias.
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