Reseña por Marc para El Mundo de Tulsa
Los álbumes conceptuales no tienen por qué ser obras desmesuradas y presuntuosas. El cantautor Iñigo Soler lo pone de manifiesto en su primer disco, «Ahora que está en blanco», con el que se estrena en solitario después de darse a conocer como el líder de los conjuntos de la escena musical valenciana Spheniscidae y Geografies. Un álbum concebido como una obra conceptual de delicado y delicioso rock alternativo.
Trabajo emocional, pero con dosis de ironía, el primer álbum en solitario de Iñigo Soler es un disco sencillo que nos habla de una manera a veces desnuda y otras irónica de asuntos cotidianos como la rutinaria vida actual, las relaciones de pareja o las expectativas no satisfechas de la sociedad modern¡a, a través de los siete estados de ánimo que nos transmiten los siete días de la semana. Para ello, situado en la narrativa como un personaje en evolución, el músico confiere una emoción distinta a cada canción.
La pista inicial «Lunes (Madrid)» nos hace sentir con su tenue sonido la sensación de abatimiento que significa volver a la rutina el primer día de la semana en una ciudad como Madrid. «Martes (todo va antes)», con su ritmo acelerado y su pegadizo estribillo, nos contagia ese extraño sentimiento de motivación interior característico del día siguiente. Mientras la romántica «Miércoles (bonita)», la autorreflexiva «Jueves (manchas)» y «Viernes (no me interesa)» son de un ritmo más pausado. Todo lo contrario que «Sábado (volver a rescatarnos)», donde el músico acelera de nuevo la cadencia del álbum para hablar de nuestra libertad de empezar las cosas tantas veces como queramos, antes de poner con la melancolía dominical de «Domingo (todos tus gruñidos)» punto final al disco.
Iñigo Soler ha debutado discográficamente con una colección de minuciosas y personales instantáneas musicales realizadas con el productor Pau Paredes que seducirán a seguidores de conjuntos como Modelo de Respuesta Polar y a nostálgicos del sonido melancólico y las atmósferas instrumentales de la disuelta formación Spheniscidae. En ellas, el músico toca la guitarra acústica y eléctrica de manera eficiente, y también el piano y los sintetizadores para acompañar su canto. Profunda y lograda, su música es expresada con convicción. Y aunque quizá no es un álbum tan accesible como sus últimos discos con el grupo Geografies, «Ahora que está en blanco» sí que es el mejor álbum para conocer los sentimientos del cantautor valenciano. El reflejo de que los álbumes conceptuales pueden ser buenos y sencillos trabajos sobre los asuntos más mundanos.
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