Crónica del concierto de McEnroe en Sala But (Madrid) por Manu López para EMDT

Venía a presentarnos ‘La distancia’ en Ochoymedio Club (Sala But), y y no hizo más que lo contrario en lo que duró su show. Hablamos de McEnroe, quien con ya seis discos de estudio a sus espaldas parece encontrarse en uno de los mejores momentos de su carrera. Un público impecable abarrotaba la sala dentro, y aún formaba una gran cola a las puertas del local.

Abrió fuego con Agosto del 94, canción perteneciente a Orillas (2012). Toda una declaración de intenciones para mostrarnos lo que acontecería de aquí en adelante. Emoción a borbotones y una atmósfera de altura. Del mismo modo llegó La electricidad, probablemente una de las canciones más conocidas del antiguo Ricardo Lezón, hoy arropado por una banda conjuntada y efectiva.

‘Sabes que he cruzado el paraíso / con los ojos cerrados / que puedo ser un eclipse / y no dejar pasar un rayo’, De esta forma aparecía Luciérnagas, perteneciente a su último album, el ya comentado La distancia (2019). De este mismo trabajo emergieron Seré tú y La sombra del lobo, dos de las canciones más especiales del último disco de la banda getxotarra.

El siguiente tema tomaba un barniz especial. Ricardo entonaba La Palma, encontrándose a pocos metros de la famosa calle. Todo un símbolo que cose con mucha historia los barrios de Conde Duque y Malasaña. Y como el listón no quería bajar un ápice entramos de frente a La cara noroeste, probablemente la canción más reconocida de Las orillas.

Aunque en este concierto escucharíamos canciones de todos los discos de la banda euskaldun se hizo más encapié en el último de ellos, La distancia. Por tanto, La gran belleza y Asfalto (libres los animales) no se hicieron esperar. Mención especial a esta última, la cual logró crear un atmósfera más envolvente si cabe. La hija de Ricardo salió al escenario, como haría por goteo en varios temas del concierto, para hacer aún más especial este canción. Suave y rotunda, sin dejarse llevar por los nervios de un contexto como este, inundó la sala para deleite de todos los allí presentes.

Entonces, nos teletransportamos diez años atrás. McEnroe entona Los valientes, una de las primeras canciones con las que Ricardo Lezón saltó a la palestra como uno de los músicos con más que contar del panorama. Probablemente es ese tema por el que muchos se engancharon con esta banda, descubriendo así un universo propio de canciones con una idiosincracia característica y un sonido reconocible.

Cruzando el ecuador del concierto, vuelve La distancia con Luz de gas y La vereda. Aquí debemos pararnos y hacer una mención especial a la banda McEnroe. Engrasada y sobresaliente en la ejecución de todas y cada una de las canciones. Parece que los años y la vida le sientan bien a los miembros de este grupo que no teme al paso del tiempo. De la misma forma Gracia funcionó hipnótica y evocadora como siempre. Todo un clásico en un concierto de McEnroe. De su disco Lluvia y truenas a pachas con The New Raemon.

Así fueron cayendo canciones como Cerezas, Rugen las flores y Mundaka. En este punto del concierto el nivel de emoción rozaba la matrícula. El público se dejaba llevar por las guitarras y una atmósfera íntima y llena de emoción. Llegando a la recta final Tormentas hizo acto de presencia. Una letra triste que habla de un final escrito. Como este concierto que cerró con un broche de película: Un rayo de luz. ‘Yo remaré / siempre hacia ti / sin importar / si la fuerza es tuya o mía’.

De esta forma puso McEnroe su punto y final ante un Ochoymedio rendido. Poco se puede añadir ante una banda de esta categoría. Acudan si alguna vez pisan su ciudad. Rascaran emociones y seguro que se irán con alguna bonita melodía en la cabeza.

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