En su segundo álbum, Automatica, liderado por Javier Esteban, nos vuelva dejar un trabajo de corte conceptual e instrumental en la ejecución. Music for a Real Dystopia es el resultado de dos años de duro trabajo hasta publicar estos catorce tracks.
El disco, Music for a Real Dystopia, abre con From the Jungle, un tema que trae los sonidos de la noche y el misterio. Ya desde un primer momento sentimos una notable evolución respecto al primer trabajo homónimo de Automatica, así como la seña de identidad que hace a este proyecto reconocible.
En To the City continuamos el viaje dentro de esta onda espacial, donde la electrónica se abre paso. Los elementos van apareciendo dentro del imaginario de cada track de forma sorpresiva, haciendo de cada composición una incógnita por descifrar. Desde el sonido de agua discurriendo o el claxon de un coche en ciudad.
En tercer lugar The Benefactor emerge inquieta con sonidos más agudos y dando aún más presencia a la naturaleza futurista que empapa toda Music for a Real Dystopia. Sintetizador y batería en comunión para transportarnos más allá en el discurrir de la composición de mayor duración del disco.
Poco a poco vamos entendiendo todo el universo que supone este trabajo. En Kronos encontramos un track que evoluciona desde la luz hacia las tinieblas, creando un ambiente, por momentos, tétrico, aunque vuelve a tornar a mitad de la pieza. Como todas las canciones de este álbum esta va desarrollándose sin que podamos preconcebir un patrón o esquema predefinido. Esto acrecienta el interés del oyente y da mayor valor a esta creación.
En cambio, en The Diary of the Rose, otro track que supera los cinco minutos de duración, escuchamos una ritmo más pausado con momentos de más brío. Como en todo el trabajo la electrónica impera dando carácter y unidad. Así mismo, en Fourth State encontramos un pasaje de unos cuarenta segundos que sirve de puente para llegar a las séptima toma del disco: Memento Mori / Analemna. Este, suave y preciso, forma parte del centro del trabajo, el cual parece estas formados por dos composiciones en uno, al incluir un cuasi corte hacia el final del track.
Así llegamos a uno de los adelantos que pudimos disfrutar en el mes de noviembre, antes de la salida del disco: The Black Swan. Este vino acompañado de videoclip, así como de varias publicaciones de Automatica en su cuenta de Instagram donde nos daba más información de acuerdo a esta composición. Ciertamente, esta debe ser uno de los tracks capitales del disco. Completo, marca de la casa y con un discurrir acertado dentro de sus diferentes fases. Por momentos endiablado como el que más.
Civil Resurrection se muestra más comedida, sin quitar un ápice de ambición y con una atmósfera nocturnal propia de este trabajo. Así mismo, en el puesto diez del mismo, The Matrix Illusion nos trae gran parte del imaginarium de esta obra con carácter computerizado y artificial. Todo el disco viene impregnado por esta esencia también propia de películas como Blade Runner.
De esta forma nos encontramos The Dispossessed. Para mi gusto, una de las composiciones más elegantes de Music for a Real Dystopia, la cual termina con la introducción del sonido de lluvia. Así damos paso a The Glass Fortress, un nuevo interludio de cuarenta segundos que nos sirve para llegar a la parte final de Music for a Real Dystopia.
Para acabar, The Resistance se erige como el penúltimo track del disco. Su melodía que brota con esperanza y luz haciéndonos viajar por diferentes estadios. Resultan especialmente interesantes los intervalos más eléctricos que se asemejan a una tormenta. Por último, The Hope, la cual ya sólo con el título nos augura un colofón de altura al disco. Un último movimiento preciso que discurre al compás y cierra la puerta siendo fiel a la idea que lanza el disco.
Ha sido todo un viaje. Music for a Real Dystopia es un trabajo de autor con líneas claras y definidas. Diferente y auténtico. Dos factores faltos en la música a día de hoy en muchos sectores. Os invitamos a escucharlo con la mente abierta y dispuestos a la sorpresa continua.
Reseña por Manu López para EMDT.
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