Crónica Sonorama Ribera 2018 | El Requetefestival por Asun As para EMDT
Comenzaré la crónica lanzando una reflexión: ¿Es el Sonorama Ribera de hoy en día el festival al que a los propios organizadores les gustaría asistir?
Para bien o para mal a todos se nos llena la boca hablando de Sonorama. Son tantos días de jolgorio, música y farra que cuando te quieres dar cuenta de lo que estás viviendo ya estás metido en el día siguiente, de manera que asimilar los cinco días que dura el festival durante el festival es tarea ardua que solo lo consiguen los que de alguna manera llegan antes al enfriamiento. Hay muchas maneras de vivir un festival, y aunque en ocasiones debiera de haberlo, no hay catalogo para ello. La palabra festival es sinónimo de libertad y como todo el mundo sabe, la libertad no se mendiga, se conquista.
Como cada edición el festival comenzaba en la zona de acampada, y lo hacía de la mano de tres de los grupos más representativos de lo que ha sido siempre Sonorama. Discos Las Palmeras, Triángulo Inverso y Correos. Recordar la polvareda que se levanta en la zona del concierto hizo que cejara en mí empeño de acudir, así que miércoles y domingo, las dos jornadas que se celebran allí no estuve presente.
JUEVES 9 DE AGOSTO
Desvariados abría la mítica Plaza del Trigo y lo hacía de manera serena bajo la mirada de miles de sonorámicos sedientos de música y fiesta. No pareció que su rock convenciera a los asistentes, tal vez demasiado rocker para los punks, o tal vez poco punk para los rockers, que diría Loquillo, pero ellos estaban donde debían estar en el escenario que a lo largo de la historia de Sonorama ha servido de lanzadera de innumerables grupos que hoy gozan de fama. Aunque su actuación pasó de manera casi inadvertida, ya puede decir Jacobo Serra que ha actuado en la Plaza del Trigo. Su estilo puede ser ideal para disfrutar sentado en una sala o auditorio, pero no para miles de personas que a las horas en las que estábamos no habían movido apenas el esqueleto. Menos mal que estaba ya todo pensado y subía a la palestra la primera sorpresa de la jornada. Cycle, que con su electropop , los continuos vaivenes de Luke Donovan, el descaro de La China y la cocina musical de David Kano consiguieron poner patas arriba a una ya medio plaza del Trigo a ratos oxidada.
Que satisfacción fue ver a Miren abrir la jornada del recinto en el escenario Ribera del Duero junto a Charly Bautista. Hacía tiempo que Tulsa no se anunciaba en circuitos de festivales y aunque escucharles cara al sol no lo hacía nada atractivo aguantamos el tipo de apariencia inerte. Los de Bilbao con Lorenzo también en la cara, dieron un repaso a sus canciones más emblemáticas. “Oda al amor Efímero” “Sólo me has Rozado” o temas de su último disco “Centauros” (I*M Records/2017) fueron lanzados desde el escenario para llegar personificados a cada uno de nosotros. Seguramente ser psiquiatra y conocer como funcionamos las personas de manera cognitiva le ha servido a Miren para hacer canciones, pues cuando las escuchas te ves reflejado en ellas de algún modo.
Casualidad o no, los tres escenarios del recinto donde se celebraba el festival fueron abiertos por mujeres. En el principal Miren Iza, en el Aranda de Duero Soleá Morente y en el escenario Burgos y Destino Joana Serrat. Las tres, casi al unísono, daban el pistoletazo de salida a un festival largo e intenso. La última vez que Soleá actuó en Sonorama fue en 2015 en un homenaje que se le hizo a su padre Enrique junto con sus hermanos y Los Evangelistas. Esta vez la no cantaora pero si flamenca, venía a Aranda junto a Napoleón Solo y su cuadrilla a presentarnos su último disco Ole Lorelei (El Volcán Musical/ Sony Music 2018) y lo hizo ofreciendo un concierto de altura donde no faltaron sus temas más bailongos “Baila Conmigo” o “Ya no solo te veo a ti”. Moviéndose la Soleá con desparpajo por el escenario demostró que de casta le viene al galgo y le dedicó a su padre Enrique su tema “La Estrella”. Luciose también la granaína en un trasiego de acá para allá de derroches de ritmos pop rock aflamencados y nos sorprendió con “Te estoy amando locamente” en un guiño a Las Grecas. Hubo de todo en el concierto de la menor de los Morente, flamenco, electrónica, cantares, lamentos y hasta autotune.
Debido al retraso que sufrió El Cigala, Neuman no pudo comenzar su concierto a la hora señalada. He de decir que para mí su presencia en el escenario era uno de los momentos más ilusionantes de todo el festival. La última vez que Neuman estuvo en el festival arandino fue hace tres años con la gira If, y ahora lo hacían de nuevo en una ineludible cita con su público para presentar su último trabajo, Crashpad (Subterfuge 2017). Desde no hace mucho tiempo la banda abre sus conciertos con los casi 12 minutos de “Deleted Files”, y de manera elegante intercalaron temas de su último disco con canciones repaso de sus anteriores trabajos. No faltó Turn It, el himno que todo asistente a los conciertos de Neuman quiere oir, para terminar con Sil Fono otro de los temas queridos de entre los seguidores de la banda. Ya estábamos avisados por el propio Paco Román de que tal vez no pudieran acabar el desarrollo dentro de tiempo, y así fue, mientras cada acorde permanecía en su sitio haciendo del tema una pieza perfecta la música descendió paulatina precipitando todos con ella. Pero los de Granada, lejos de parar y aupados por su público, supieron sostener las manzanas en el aire y a ritmos de palmas, bravos y vítores continuaron hasta terminar prácticamente el largo tema, un colofón a golpe de riffs que sirvieron para dar por zanjado un concierto que si en algún momento rozó el atisbo de la pena culminó poseído por la gloria.
Recordando a Neuman me viene a la cabeza la primera vez que este pisó Sonorama. Sería allá por el 2011 y lo hacía en la desaparecida carpa Future Stars. De algún modo ese escenario vaticinaba el futuro éxito de las bandas. Los más neófitos del festival no sabrán a que me refiero, pero sin lugar a dudas era uno de los lugares con más encanto del festival. Por aquellos años se identificaba a los hípsters por sus barbas y sus gafas de pasta, su apariencia era una radiografía musical, hoy en día son nuestros hijos los que acuden a los festivales, les hemos pasado el testigo, ellos eligen como usarlo, es evidente que la media de edad de público festivalero va cambiando, está habiendo un cambio generacional y eso lo tienen en cuenta todos los festivales.
Después de Neuman era el turno del Dios Bunbury que llegó a Aranda para repartir entre todos sus más fervientes feligreses canciones como panes. Fue el encargado de levantar el escenario principal después del bochornoso espectáculo de El Cigala. Entre sus grandes éxitos, “Héroes de Leyenda” o “Maldito Duende”, fueron coreados por un público entregado sabedores de sus canciones de cabo a rabo. También las de su último disco “Expectativas” (Warner Music /2017) fueron aclamadas por los presentes, que, aduladores y con los ojos fuera de órbita no terminaban de creerse que Bunbury estuviera allí. El zaragozano, arrojando el guante para que su fiel público lo recogiera demostró que sigue siendo uno de los músicos más influyentes de la historia de la música, una especie de Elvis español, un rey que fue coronado como cabeza de cartel de la noche. Decidí dar un cambio de registro con Pasajero que actuaba en el escenario Burgos y Destino, el único escenario que se solapa con los otros dos. Quien diga que Sonorama es un festival indie se equivoca. Sonorama es hoy un festival ecléctico. Tan pronto estas dando palmas flamencas al estilo hermanas Utrera, como que estás bailando con Ladilla Rusa. Los seguidores de Pasajero nos llevamos una grata sorpresa cuando se anunció su participación en el festival estando ya el cartel cerrado. Pasajero lleva muchos años demostrando que son una banda de rock hecha para el rock. Tienen varios discos en el mercado y algunos de sus temas como “Borro mi Nombre” u “Hoja en Blanco”” sonaron en la primera noche del festival arandino. Pero si hubo un tema de Pasajero que nos tocó la fibra sensible a todos los presentes fue “Autoconversación”, coreada por la mayoría la tonada tiene mucho poder, pues su letra viene a decir algo así como “que puta vida la tuya…no naciste con estrella… pero mira, aún respiras… estás vivo… es lo único que importa”. Temazo.
En general la primera jornada de festival fue una jornada de subidas y bajadas de intensidad. Tan pronto estabas con los brazos en alto desgañitándote como que te sorprendías bostezando y mirando la programación, fue una jornada en la que predominaron los cambios de estado de ánimo. Pero si hay una cosa de la que estoy segura es la de que ninguno de los asistentes al festival tuvimos una noche tan cojonuda como la de Diego El Cigala.
La palabra que le otorgo al primer día de festival es INESTABLE.
VIERNES 10 DE AGOSTO
El viernes se tornaba como uno de los días grandes del festival. Nunatak tocaba en Le Club a la hora del almuerzo y no quería perdérmelo. No hacía mucho tiempo que habían sacado del horno su último disco “Nunatak y El Tiempo de Los Valientes” (Warner Music, SonBuenos /2018) y a buen seguro venían a presentarlo. Así fue. A pesar del calor que hacía allí dentro, los de Cartagena fueron capaces de hacérnoslos llegar de manera que los que habíamos elegido acudir a su concierto también fuimos capaces de dejarnos llevar por ellos. Y es que la combinación de las letras de Nunatak y la voz contundente de Adrián no nos dio la oportunidad de centrarnos en otra cosa que no fuera la música, poco importaba que el lugar fuera un Baño Turco (literal) y que el cantante acabara siendo abanicado por una fan, ellos habían venido a hacer una ofrenda y nosotros a recogerla. A la Plaza del Trigo llegué justo cuando anunciaban a La M.O.D.A como grupo sorpresa. Aunque por un momento sentí mi gozo en un pozo pues me había hecho ilusiones de que fueran Viva Suecia (tocaban ese mismo día por la noche). Seis años después los de Burgos se subían por segunda vez al escenario de La Plaza del Trigo. La vorágine que se formó en el asfalto cuando estos desataron su primera nota provocó un remolino de viento humano que dejó a todos atrapados en el encantamiento. Nadie pudo resistirse al sexteto, que agradecidos al festival y al público dejaron una marca en La Plaza del Trigo difícil de olvidar. Creo que llevar a este grupo al festival ha sido uno de los mayores aciertos del evento. Un grupo como La M.O.D.A que ha llegado a donde ha llegado sin discográficas, sin ayuda, tan solo con trabajo y que acarrea tres discos a sus espaldas debía de estar en el festival que les ha visto nacer y crecer. En su recorrido desde 2011 ya han pisado todos los escenarios del festival arandino, y es que no pueden faltar nunca, Sonorama es su casa, los chicos de La M.O.D.A son los verdaderos #EspirituRibera.
A Angel Stanich le había visto hacía poco en el Palencia Sonora y decidí verlo desde la zona VIP de manera más calmada. Desde arriba vi al Stanich carismático y vacilón de siempre. Me gusta este señor porque se ríe de todo y de todos, hasta de sí mismo y muchas veces me pregunto si el público pilla el pitorreo y la guasa con la que sale a tocar, pues parece que se ríe (contigo) en tu cara y no nos damos cuenta. Por eso y por sus canciones de guerra el asturiano tiene a su público comiéndole en la mano. Por eso, por la actitud y por la magnífica banda de músicos que lleva detrás. Porque los conciertos de Angel Stanich serán divertidos pero cuando se pone a componer y se pone serio crea grandes canciones que solo han podido nacer de un recorrido hacia su yo más profundo. No faltaron temas como “Mátame Camión”, el archibailao “Metralleta Joe” o “Escupe Fuego” siendo este último gran ejemplo de lo que acabo de decir. Todos coincidimos en que el barbudo nos divierte cuan bufón por los stages pero podría perfectamente haber compuesto “Angelitos Negros”de Machín. Stanich tiene cualidades de poeta.
Me tuve que conformar en ver a L.A desde el escenario principal. No sé, pero siempre hay algo que me impide ver sus conciertos. Esta vez tenía una razón de peso pues los siguientes en actuar eran Nada Surf Y POR NADA DEL MUNDO quería perdérmelos. Era la segunda vez que pisaban Sonorama (no tierras arandinas) y uno de los grupos que más deseaba ver en Aranda, así que esperé en primeras filas mi ansiado encuentro con ellos. Mientras esperaba, con el ceño fruncido observé a la chavalada que también esperaba a la par que yo. No me cuadraba que tal divina juventud estuviera allí para ver a los veteranos Nada Surf. Ya sé que el hábito no hace al monje pero hubiera puesto la mano en el fuego y en el trascurso del concierto confirmé que no me la hubiera quemado. Hice cábalas y pensé que tal vez estarían esperando a Izal (por equivocación). ¡Yo que sé! Solo podían estar ahí esperando a Liam Gallaguer. Permanecer tantas horas esperando en un escenario para ver a La M.O.D.A o a Elyella y perderse el resto de conciertos me parecía descabellado, así que volví a la idea de que igual estarían esperando a Nada Surf como yo. Era lo más lógico. Pero nada más lejos de la realidad. No hicieron más que empezar los neoyorkinos a tocar cuando a mi alrededor se armó la de San Quintín. Gente hablando, gente tirando agua, gente tirando confeti, gente cantando canciones populares… En definitiva, gente molestando que no dejaba disfrutar. Hasta tuve que cuadrarme con un gilipollas que me tiró confeti mientras intentaba disfrutar de “Always Love”, uno de los temas más legendarios de la banda. Los de Brooklyn hicieron un repaso a Lets Go con paradas en “Hi-Speed Soul, Killian´s Red” o “Inside Love”, una de las canciones con la que el público de alrededor estuvo más respetuoso. Daniel Lorca, con la voz tomada se lio a hablar y dijo cosas verdaderamente bonitas que todos con cara de póker aplaudimos sin entender muy bien a que venían a cuento. Vino a decir algo así como que aunque fuéramos distintos teníamos que cuidarnos los unos de los otros y para rematar y con un ademán de enfado continuo diciendo que iban a cantar una canción en francés para que se jodiera Trump y más enfadado que una mona se puso con “La Pour Ca”. En repetidas ocasiones Matthew Caws comenzó a leer papeles en castellano con la misma entonación que un guiri cuando habla en castellano. Dijo que estábamos en el aire con Radio 3, que había Merchandising y dio las gracias a la organización. Por un momento parecía eso El Club de la Comedia y me juré a mí misma que el próximo concierto de Nada Surf seria en una sala y no en un festival. No pude centrarme en gozar de “Popular” de su disco High/Low (1996) porque la gente que tenía al lado seguía haciendo el payaso ajeno al concierto. Antes de que Lorca lanzara al viento su Fender precisión, nos presentó al batería de la banda, Ira Elliot, que ataviado con un sombrero de auténtico vaquero se deshizo en sonrisas con el público mientras Lorca le decía: This is my people. Cuando acabó el concierto me quede esperando a que la mule de gente se moviera para salir, pero nada, ahí se quedaron, con sus pistolas de agua, sus canticos absurdos y sus confetis. Aún me sigo preguntándo a quien estarían esperando para ver. Eché un vistazo a la programación, no anunciaba nada de Ojete Caló ni de los Payasos de la Tele.
Yo soy de Liam. Durante estos días en mi trayecto al trabajo veo desde la carretera desmontar los escenarios. El primero que veo es el principal y recuerdo en el al pequeño de los Gallaguer. Aranda de Duero ya puede decir eso de: – Aquí tocó Liam Gallaguer. Tocó, pero no durmió. Nuestros hoteles no debían de ser lo suficientemente buenos para él y se fue de ipso facto a una suite a Madrid. Con dos cojones. Y es que Liam es una estrella de rock. Así quiere que lo conozcamos. Lo dice en su Twitter, en sus canciones y en el conjunto de elementos que forman parte de su decorado. Rozando la media noche y después de sonar el himno del Manchester, el cabeza de cartel abrió sacando músculo su más esperado concierto ante 25.000 personas. Comenzó la velada con “Rock and Roll Star” para seguir con “Morning Glory” también de Oasis de su disco What´s the Story (Morning Glory) que sonó atronador, continuando el ex de Beady Eye con una sucesión de canciones de su reciente disco “As You Were” (Warner Bross/2017) que no conectaron entre la gente. Decidí ver este concierto de manera panorámica y desde arriba parecía que el público se aburría. Móviles arriba cuando comenzaron a sonar “Supersonic”, “Whatever “ o “Wonderwall”, tema que el ex de Oasis paró cuando ya estábamos inmersos en el feed-back de nuestra adolescencia. Se puso a discutir con la seguridad del foso porque este estaba reprendiendo a alguien del público. El artista de 45 años le vino a decir que les dejara en paz, que solo se estaban divirtiendo y que le podían echar por hacer lo que estaba haciendo. Después del coitus interruptus el macarra inglés retomó su concierto dejando que fuera su público español quien tomara las riendas acabando la velada con “Live Forever”. Los comentarios de la gente una vez acabado el concierto no eran del todo halagadores, pienso que en realidad esperaban más canciones de Oasis y menos de Liam, no sonó “Don´t look back in Anger” pero por el precio por el que puedes ver un concierto en Sonorama ya te puedes dar con un canto en los dientes. A mí personalmente si me gustó. Era la segunda vez que veía a Liam en acción, la primera fue en un BBK Live con Beady Eye, y en su línea, no tuvo reparos en escupir y hacer gestos vulgares a la gente. Y a todo esto, ¿para que querría Liam Gallaguer 60 toallas blancas si ni siquiera durmió en Aranda?. Liam Gallaguer es lo que parece. Yo siempre fui de Oasis, nunca de Blur.
La segunda jornada de Sonorama la acabé como no podía ser de otra manera, en las primeras filas cantando como si no hubiera un mañana las canciones de Viva Suecia. Ya en las pruebas de sonido el público coreaba las canciones, se palpaban las ganas de concierto por lo que estaba claro que su actuación en el festival sería crónica de un éxito asegurado. Ya te digo. Como una exhalación la banda saltó al escenario. Abrieron con “Piedad” y a partir de ahí comenzaron a rodar con ellos sus grandes éxitos, “Los Años” “A donde Ir” mi favorita “Nos ponemos con esto” sin faltar “Bien por Ti” para cerrar con “Hemos ganado Tiempo”. Todo esto de memoria porque lo pasé tan bien desgarrándome la voz que me liberé inconscientemente de tomar notas y del móvil, dándome cuenta de que no había hecho ni una sola foto cuando acabó el concierto y mi frecuencia cardiaca volvió a ser estable. Lució con ellos el nuevo telón, una tela enorme de color negro ocupaba el fondo del escenario. En ella el logotipo de la banda en blanco, fabricada por Kolorez (empresa vasca de creatividad publicitaria) me recordaba con el hondeo del viento, a las banderas de los barcos piratas. Es la tercera vez consecutiva que los murcianos actúan en Sonorama. La primera vez fue de rebote en el camping siendo la segunda el año pasado en el escenario grande del recinto. Les queda por pisar el verdadero escenario principal, el de la Plaza del Trigo. Pienso que el festival se lo debe a ellos y a su público. Creí a pies juntillas que les vería en el este este año, pero no, y casi mejor porque el escenario actual de la Plaza del Comandante Requejo (así se llama en realidad) está demasiado endeble y débil como para soportar más saltos de los necesarios. Así que esperamos ver en próximas ediciones de Sonorama a Viva Suecia poner patas arriba el Trigo, para entonces yo no estaré en backstage, estaré delante, con la asistencia, cantando las canciones que tanto me gustan y poniendo a prueba mis constantes vitales.
La palabra que le otorgo al segundo día de festival es: EMOCIÓN
SÁBADO 11 DE AGOSTO
Noches alegres días tristes. El cansancio generalizado logró que a la hora de levantarme me hiciera la remolona y con más calma que chicha bajé andando desde mi casa hasta la Plaza El Trigo. Llegué justo cuando acabó Claim y me arrepentí de haber bajado tan tarde. Debutaban en el festival y su show había sido un éxito. Estoy segura que para los de Murcia actuar en Sonorama supone el principio de algo bueno. Me fui a la Plaza de la Sal a ver a Stay. Me gusta mucho su Rock Psicodelico mezclado con Brip-Pop y tenía muchas ganas de verles. Era la segunda vez que pisaban el festival y su presencia en circuitos de festivales es muy pequeña, así que ver su directo era un regalo para todos. Arrancaron tarde a una hora poco favorable, pues en el Trigo Carolina Durante estaba a punto de acabar y ya se había anunciado a Lory Meyers como sorpresa. El pésimo sonido ayudó a que la gente no dejara de hablar, impidiendo también así que el grupo se luciera. Stay, por la cantidad de registros que tienen sus composiciones no puede dar lo mejor de sí en un escenario tan pequeño. Tampoco termino de entender porque no terminan de conectar con la gente. -“Son como Oasis”, oí decir a uno. No andaba desencaminado. Grabaron su cuarto disco con el productor Fran Aschroft ( Dandy Warhols , Abbey Road..) y en 2015 con Owen Morris (Oasis, The Verve).Lanzaron hace unos meses “Always Here” (Fruits The Mer/2017) un EP con temas propios y tres versiones de The Kinks, Buffalo Springfield y Bee Gees .Con esto quiero decir que Stay no son un grupo emergente y aunque ellos estén agradecidos de haber podido tocar en el reducido escenario de un gran festival a mí eso me parece poco. Espero que haya una nueva oportunidad para los catalanes en un próximo Sonorama. A todo esto, tuve que marcharme sin acabar el concierto. El sonido enlatado y la gente que no paraba de hablar me invitaron a huir. Elegí darme una nueva oportunidad en una futura función de la banda. No quería quedarme con el recuerdo de un concierto desdibujado y tiré para el Trigo más desconsolada que otra cosa.
Pasar al backstage de la plaza del Trigo donde se reúne la prensa fue imposible. El mismo guardia de seguridad nos lo impidió. Manda cojones que te impidan trabajar. Había que esperar a que Lory Meyers salieran y por su camino no se debía de cruzar nadie. A punto del desmayo logré escabullirme con la intención de dar la vuelta y entrar por el otro lado. Cogiendo aire y con el corazón a mil por hora llegué justo cuando la banda subía al escenario. Y llegados a este punto lanzo mis reflexiones: – Que el jefe de seguridad del festival o quien fuera, diera orden de no dejar pasar a algunos medios de prensa que estábamos acreditados dice mucho del compromiso del festival. Si la decisión hubiera sido igual para todos lo hubiera respetado, pero habían dejado pasar a los medios más grandes y eso resultaba humillante, sin dejar de comentar que los que esperábamos para entrar a nuestra zona de trabajo lo hacíamos como auténticas sardinas en lata intentado sacar la cabeza para respirar. Lo mismo para subir a inmortalizar el momento Meyers. Los granadinos arrancaron con “Luces de Neón” para seguir con “Brilla el Sol” “El Tiempo pasa”, “Tokio” “Alta Fidelidad”, “Mi Realidad” y acabar con “Emborracharme”. Durante el tiempo que duró su set se elegía a dedo por parte de la organización quien subía a verlo. A los medios grandes no se los impidió trabajar, a algunos pequeños sí. Entiendo que el escenario da de si lo que da, pero en lo que duró el concierto podíamos haber pasado por allí todos, sin necesidad de elegir. Hasta la gente de Art de Troya que permaneció todo el concierto en la plataforma podía haber tenido consideración con los medios que al fin y al cabo estábamos trabajando. Porque todos tenemos ilusión por el festival de nuestra tierra, los que lo organizan durante el año y los que hablamos de él cuándo acaba. Fue una falta de respeto y muy decepcionante.
En la Plaza del Trigo no cabemos todos. Hay otros escenarios en diferentes barrios del pueblo que se han puesto para descongestionar el Trigo pero hoy por hoy solo funcionan los conciertos que se emiten en el escenario Charco. El escenario Castilla y León situado en el Centro Cívico lo mires por donde lo mires ha sido un fracaso. Lo del Trigo se ha ido de madre. Por otro lado, un festival de tal envergadura es insostenible sin tanta gente. Otra cosa es lo de las pistolas de agua o que te tiren confeti a la cara. El festival no elige a su gente, he oído decir por ahí. No estoy de acuerdo del todo. Se decía de limitar la entrada a las personas que no llevaran pulsera, si te fijas prácticamente todo el mundo en la plaza la lleva. ¿Entonces, que vas a limitar? Se ha sobrealimentado al monstruo.
El sábado en el recinto reservé todas mis fuerzas para Nunatak. Fue una jornada destinada a bandas nacionales e iba picoteando de escenario en escenario sin sumergirme del todo en ninguno, con la idea de ver enteras las actuaciones de Texxcoco y Dorian. Daba miedo ver como durante toda la tarde no dejaba de entrar gente al festival. Estaban allí por Izal. Cuando quise darme cuenta ya no podía pasar. Me fastidió no poder ver a Texxcoco. Así que me uní al enemigo y me quedé escuchando a Izal. He descubierto que lo que no me gusta de los conciertos de Izal es la actitud de Mikel sobre el escenario. Sus canciones me gustan y las canto sin llegar a emocionarme, pues he de reconocer que en ellas hay ocultos mensajes subliminales que te llegan si los dejas pasar. Tocaron las canciones que todos querían oir, “Asuntos Delicados” “Qué bien” y “La Mujer de Verde” entre otros, acabando la velada con “El Pozo” en un despiporre de fuegos artificiales. Muy bonito todo claro está, pero insisto en mi empeño de que personalmente me gustarían más si la banda se ciñera en llegar, toca e irse. Todo el dialogo que descarga su vocalista sobre nosotros está de más.
Decidí perderme a Dorian. Les había visto hacía no mucho y preferí irme al escenario secundario a esperar a que empezara Nunatak. Para los de Cartagena era su tercera vez en el festival. La primera en el 2015, Plaza del Trigo, la siguiente el año pasado en el camping, les faltaba el recinto y la hora en la que tocaban era muy buena para ser descubiertos por gente que aún no les conocía. Era su oportunidad. Porque a un festival también se va a descubrir grupos qué si te gustan, luego en mayor medida sigues en las salas. Sólo la ilusión con la que salieron al escenario ya nos iluminó a todos. A un ritmo trepidante desgranaron temas de su último disco “Nunatak y El Tiempo de Los Valientes” (Warner Music, SonBuenos /2018) con tantas ganas y energía que no dudamos en acompañarles. “A Miles de Kilómetros” “El Grito”,“Disonancia perfecta” o “Sigues el Píe” fueron algunos de los temas que sonaron, temas tan positivos y a la vez tan reflexivos que fueron una bendición para todos. Nunatak es uno de los grupos del panorama musical español más bonitos que se suben hoy en día a un escenario. Recibir sus canciones con la grandeza con la que ellos las entregan te hacen sentir mejor persona. Por desgracia una vez más hubo que llamar la atención a cuadrillas que en las primeras filas molestaban y no dejaban escuchar. Estuvieron bastante tiempo fastidiando, y sí, me jodieron el rollo.
La palabra que le otorgo al tercer día de festival es: CAOS
DOMINGO 12 DE AGOSTO.
Mi jornada del domingo la tenía clara. No pensaba ir al camping por lo que he contado al principio de esta crónica y no pensaba ir al Trigo porque mi idea era quedarme en la Sal. Me apetecía ver tranquilamente a Ricardo Lezón y a Yogures de Coco y terminar mi Sonorama compartiendo reflexiones con unas amigas durante el almuerzo. Se notaba que había menos gente, aunque aun así… pues aunque tuve que moverme varias veces, fue posible encontrar un sitio donde poder escuchar a Ricardo y a su Esperanza.
REFLEXION FINAL
Acabó el festival y la organización no ha puesto aún a la venta las entradas del próximo año. La falta de apoyo por parte del equipo del gobierno para que la celebración de Sonorama sea en la nueva sede del Picon está aún en disyuntiva. Volver a celebrar el festival en el recinto ferial sería un error y hasta que no haya un equilibrio que no ponga dificultades a la buena marcha del festival seguirán sin ponerse a la venta. Siguen quedando cosas por mejorar en Sonorama y por mucho que nos quejemos que hay demasiada seguirá siendo así mientras el festival ofrezca lo que ofrece a un precio tan razonable. Dudo mucho que suban el precio de las entradas, todo festival necesita a la gente. Necesitan tener proveedores y sponsors que con el pulgar hacia arriba les diga que cuanta más gente mejor, que solo así conseguirán su patrocinio. Y a la pregunta que lanzaba al principio de esta crónica, – ¿Es el Sonorama Ribera de hoy en día el festival al que a los propios organizadores les gustaría asistir? no dudo en que la respuesta sea un sí rotundo. No lo dudo porque si yo tuviera un festival también me gustaría verlo crecer a pasos de gigante. Posiblemente para los arandinos y organizadores del festival hoy en día Sonorama de más satisfacciones que sufrimientos, ya solo la satisfacción de ver divertirse a la gente y las caras de felicidad con las que vuelven todos a sus lugares de origen ya debe ser suficiente. Todo el mundo que se va del festival tiene depresión post- sonorama. Pero tranquilos, seguro que seguís aquí, del Sonorama nunca se vuelve del todo.