La banda bilbaína Pomeray ha vuelto para quedarse. El pasado mes de abril nos trajeron su segundo album de estudio, Raro (Kuanto Perro Records, 2018). Este es un trabajo que aglutina ocho cortes de rock urgente y sin complejos (intro y cierre incluídos), los cuales, al mismo tiempo, reposan a través de un ritmo intenso y trabajado. Valoramos este disco como una propuesta exigente, y aunque en un principio podemos intuir un rock apresurado y sin frenos, según nos adentramos en la escucha podemos sentir la calma en algunas fases de la misma.
Si comparamos este disco con su anterior obra audoeditada, ‘Pomeray y Los Aparcabicis del espacio’ (2011), podemos notar un salto creativo en la composición, así como una toma mayor de riesgos en los sonidos y los ambientes que propone la banda, los cuales resultan considerablemente más amplios que en su album debut.
En cuanto a los textos, nos encontramos ante la descripción de una serie de personajes descolocados e ‘inadaptados’, tal y como titula su tercer tema, que encuentran su lugar a través de la música, el descontrol y el momento. En un primer momento, podemos pensar que se tratan de canciones sencillas y directas, pero como casi siempre, según van sucediéndose las escuchas vamos percibiendo más y más matices, tanto en la melodía como en las letras.
En resumen, no perdamos de vista a esta banda. Calidad a raudales y tablas para hacernos vibrar en directo a golpe de riff. No son nuevos y saben a que y como jugarlo. Personalmente, me quedo con su cuarto tema de este su segundo disco, ‘Al tiempo’. Cadencia, ritmo y armonía entre las partes. A veces no necesitamos más. A veces esto es todo lo que le pedimos a un buen tema en clave de rock. Reseña por Manuel Lopez para EMDT.
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